Ya les vale

No esperaba menos de nuestro Gobierno. Tras un análisis exhaustivo y en base a los informes emitidos por economistas de prestigio mundial, bajo la atenta supervisión de la madre de Leire Pajín, nuestros avispados dirigentes han dado al mismo tiempo con la solución, y posiblemente causa, de todos nuestros males: EL FUNCIONARIO (ese gran desconocido).

Seamos sinceros, que los funcionarios están detrás de la caída de las bolsas y del colapso de los bancos mundiales es vox populi. Los funcionarios tienen la culpa del calentamiento global, de que se ponga a llover cuando acabo de lavar el coche, de la tasa de desempleo y de que el 53 % de los hombres españoles reconozca una regularidad sexual insatisfactoria.

¿Quién sino un funcionario podría ser el peluquero de Angela Merkel?. Los funcionarios de mi barrio hacen botellón y se orinan en los portales, son funcionarios los guionistas de Sálvame y los estilistas de María Teresa Fernández de la Vega. Los funcionarios abandonan a sus ancianos en las gasolineras, son culpables de la calvicie de Paquirrín y del bajo rendimiento de Kaká. Es sabido que los funcionarios descuidan su higiene y transmiten enfermedades; en la cafetería de la Dirección General de Tributos se han encontrado tres cepas de virus de Ébola y dos cepas de Regetón.

El manual de instrucciones para el montaje de las cadenas para nieve sólo ha podido salir de la mente enajenada de un funcionario y un grupo organizado de éstos cierra herméticamente los botes de pimientos para que los demás mortales seamos incapaces de abrirlos. Sólo es posible comprender el empanamiento de los preadolescentes partiendo de la base de que en su mente ya sobrevuela la idea de ingresar en la función pública.

Y si quisiéramos hacer sangre, que no es el caso, podríamos encontrar evidencias de que algo tuvieron que ver los funcionarios en la desaparición de los dinosaurios y apostaría el brazo derecho de Pepiño Blanco a que al menos uno de ellos está detrás de los fallos de recepción de mi TDT.

A pesar de todo, les aceptamos socialmente, no se les prohíbe que se reproduzcan (entre ellos) e incluso invitamos a sus hijos a los cumpleaños de los nuestros, lo único que ahora nos molesta es que clamen al cielo porque el Gobierno tome medidas explicables y necesarias para el bien de España. Ya les vale.

domingo, 16 de mayo de 2010 en 12:54

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