Día 1

Era difícil ser humilde siendo su amante, pero llegó un momento en el que básicamente gruñía (con variaciones) cuando ella me preguntaba si la quería.

Anoche, cuando mi (poco acostumbrado a la actividad) cerebro se limitaba a la contemplación mientras ella lijaba el parqué, reparaba el calentador e instalaba una ducha termostática, me dijo que me abandonaba, que se iba con una amiga o con un amigo o con varios.

Ahora no tengo a quien mirar mientras ceno.

miércoles, 2 de junio de 2010 en 20:55

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